(20 de agosto). Argentina, divino tesoro. Somos olímpicos, pero con sudor, no con políticas. La nadadora Georgina Bardach denunció que el gobierno adeuda las becas prometidas para que los deportistas puedan entrenarse. Ella dijo que llamaron varias veces para ver qué pasaba con estas becas, pero nunca los atendieron. En cambio, el gobierno le devolvió las llamadas una veintena de veces para saber si ellos –los deportistas- iban al acto de Cristina. A esto se le suma las denuncias por el estado de las instalaciones deportivas que dependen de la nación o de las provincias. Esta es la delegación más chica de los últimos 15 años. Numerosos deportistas afirman que han tenido que hacer maravillas para viajar a China. Entre ellos, el ciclista Juan Curuchet, que tuvo que hacer una rifa, según afirmó su madre. Sin embargo, una de las primeras personas en felicitarlo fue la presidenta. Los remistas, al tanto, entrenan en aguas contaminadas. El cordobés Romero acaba de ganar una medalla de bronce, pero para Italia. Cansado de no tener becas, se nacionalizó tano y participó por ese país. El deporte argentino, que sirve para oxigenar la cabeza (como dijo Cristina), está ahogado bajo las penumbras de un presupuesto paupérrimo.