Suavecito para abajo, para abajo, para abajo...

¿Qué dirá Fukuyama? ¿Cuál será el Fin de la Historia? Cayó el muro y el capitalismo se encargó de levantar los suyos. Se derrumba en este ciclo un modelo mundial. El seno mismo del capitalismo financiero tambalea con su propia medicina; la misma que durante años nos recetó a los países que nacimos en el tercero de los mundos. Se escuchan voces desde Francia sobre cómo reformular el Capitalismo. Keynes se levanta de la tumba y da algunas indicaciones. Algunos creen que lo entienden. ¿Podrá Keynes? ¿El pueblo estadounidense se encargará de barrer los platos rotos que la especulación financiera privada produjo en Wall Street? ¿Cuántos bancos más se desbancan y caen? ¿Efecto Jazz, Cristina? Los negros pobres y marginados que lo crearon seguramente estarán orgullosos de darle el nombre a una explosión económica que le es ajena.

Un juez y un presidente entendidos en entendimiento humano.

Terminaba el partido de Gimnasia de Jujuy con Argentinos Juniors. –Bolivianos-, le grita el árbitro, Saúl Laverni, a los jugadores del club jujeño que le protestaban. El juez, muchas veces, para no parar en Jujuy por “incomodidad”, se aloja a 100 kilómetros, en Salta, “que tiene vida nocturna”. Un año antes, Laverni, frente a Independiente, le dijo a un jugador jujeño que rezongaba: -cállese, juegue, son bolivianos-. De los dichos del juez se entera el presidente del club, Raúl Ulloa (hermano de Néstor Ulloa, el ex presidente del Fideicomiso Banco Nación, enrolado en el escándalo del caso Skanska). Ulloa lo increpa al árbitro en pleno campo de juego: –no voy a permitir que aquí me llamen boliviano-. Uno se creyó muy vivo intentando humillar, el otro, el defensor de causas perdidas, reconoció la “bajeza” a la que lo asemejaban y así respondió. Ambos estaban convencidos que ser boliviano es un insulto. Como en España, si nos llaman “sudacas”… con todo orgullo.

sábado, 27 de octubre de 2007

Tilcara: resuenan los ecos de Viltipoco.

No ha terminado la guerra de la independencia en la cuenca del Río Grande, en la provincia de Jujuy. Hoy, la economía de mercado se disfraza de cultura, para que en nombre de la cultura los precios se inflen y se eleven hasta alcanzar al dólar o al euro, donde las garras del dinero expropian, elitizan, desplazan y discriminan.
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Hace años, más de cuatrocientos, el último príncipe indígena de la quebrada jujeña era el cacique Viltipoco, quien no vaciló en combatir a los colonizadores invasores –mal pintados de héroes- encabezados por Francisco de Argañaraz y Murguía. Hoy, con distintos matices pero con olores similares, el alma de Viltipoco vuelve a renacer, vuelve a batallar contra los neocolonizadores, vuelve a alzar su voz, sus armas y sus alarmas, y vuelve. Viltipoco a cada rato vuelve. Con cada Argañaraz vuelve. Con cada Fellner(1) vuelve.
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Desde que en 2003 declararon a la Quebrada de Humahuaca Patrimonio Cultural de la Humanidad -no la declaró patrimonio natural-, no fueron pocos los que perdieron su patrimonio y fueron muchos a los que se le esfumó la cultura. La calculadora establece su dictadura de números: se multiplicaron los carteles de “propiedad privada”, se elevaron al cubo los alquileres, y el valor del metro cuadrado de tierras subió hasta diez veces en los últimos tres años: de los $20 que salía antes de la declaración, el helio inmobiliario lo llevó a los $200.
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Patrimonio Cultural o Negocio Inmobiliario. Hay quienes dicen que es lo mismo. El Patrimonio empieza a ser de pocos, porque son pocos los que están al alcance económico de sus “ofertas”. Entre las innumerables causas judiciales por usucapión –legítimas unas, oscuras otras-, Genoveva Robles de Ruiz llegó al absurdo de pedir a favor suyo la prescripción adquisitiva de una porción del Pucará de Tilcara (expediente B-184865); incluso se intentó desterrar a los indígenas de sus tierras en el sitio arqueológico Los Amarillos, a 20 kilómetros de Tilcara, en clara contradicción con la ley 3866/82 de "Defensa del patrimonio arqueológico de la provincia de Jujuy"; o podemos remitirnos a la denuncia realizada por Luis Cabrera en un masivo mail que ha sido publicado en distintas páginas y diarios de internet. La Historia hecha por los aborígenes, igual que hace quinientos años, está siendo usurpada y quebrantada por quienes imponen su cultura como destino. Los autóctonos hicieron a la Quebrada, y de ella están siendo expulsados cuando su propia tierra se transforma en su propio exilio, cuando su pasado y su cultura, por manos ajenas, son desplazados por la cultura y la historia de otros y ellos están sentenciados a padecerla y a obedecerla.
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Con el argumento de la modernización del Patrimonio, los viejos paisajes de cerros son contaminados por nuevos paisajes de cables, antenas y muros. "Se les ha pedido a las empresas que hagan instalaciones subterráneas, pero por el momento es imposible, por los altos costos", admite, ya sin sorprender, ya cabizbaja, la Comisión Nacional de Cooperación con la UNESCO. “No queremos más hoteles”, escribió una mano anónima sobre un cartel inmobiliario. Se construyen hosterías, viviendas y restoranes, que algunas veces exhiben una silueta más urbana que norteña, donde los precios desprecian a sus propios habitantes.
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Pero la ley del mercado tiene distintas velocidades: anda en subida y en un camino con incontables baches a la hora de otorgarle la propiedad comunitaria a los pueblos aborígenes, pero aprieta el acelerador cuando hay que vender en propiedad privada y a precio de dólar o de euro un pedazo de Quebrada a un terrateniente. En 1946 una protesta indígena con aires de Viltipoco, llamada el Malón de la Paz, logró que se expropiaran tierras para entregárselas a los pueblos originarios “en propiedad y sin cargo” (ley 14.551), ya que ellos las ocupaban antes de que la propiedad sea tan privada. Muchas vallas impuso la burocracia posterior para cumplir con esta ley. Sin embargo, fue recién hace un par de años, ya en este nuevo milenio, cuando el Tribunal Contencioso Administrativo de Jujuy instó a la provincia a que se abstenga de entregar a particulares las tierras afectadas al Plan de Regularización y Entrega de Tierras a las Comunidades Aborígenes. Hasta tanto, la provincia parece sorda. En un Congreso organizado en 2004 por la Federación Agraria, los indígenas del país dieron a conocer un documento donde explican su posición: "Los pueblos originarios somos hijos de la tierra, que para nosotros es sagrada. Por eso afirmamos que no somos dueños de la tierra sino parte de ella, que no la queremos para explotarla sino para convivir con ella, para trabajar cuidando la naturaleza con un desarrollo equilibrado para el bienestar común de la humanidad". De ellos, de su cultura comunitaria, debieran aprender quienes se llenan la boca hablando de “Patrimonio Cultural”, cuando a la vez se llenan los bolsillos al momento de negociar los patrimonios privados, desplazando de sus tierras a quienes fueron el fundamento de una declaración patrimonial que de “universal” sólo le está quedando el nombre.
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Para que recordemos, es sabido: en la quebrada existieron distintos pueblos aborígenes precolombinos. Sólo Viltipoco logró unirlos para batallar contra los usurpadores en tiempos de la conquistas. En el nombre de los nombres perdidos, en el nombre de los hombres perdidos, que la Quebrada no sea bautizada por la maldición totalitaria del dólar, por la tradición elitizante de la oferta de mercado, ni por las aguas mal bendecidas por una diabólica mano que desculturaliza la zona.
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Si el objetivo principal -o más bien visible- fue preservar una cultura milenaria, la declaración de la UNESCO no ha hecho más que provocar transformaciones sociales en el norte jujeño que están acreditando que el verdadero fin, el fin oculto, esté justificando los miedos a los negociados inmobiliarios. En la Quebrada “alguna vez reinó el silencio, pero hoy manda el alboroto”, se quejaba, evidenciando nostalgia, el corresponsal de Clarín Pablo Calvo. Y no le falta razón: la cultura millonaria está desalojando a la cultura milenaria.
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Tilcara hoy no muestra su cara. Más bien, expone una careta: será por eso que hoy muchos la llaman Tilcareta. "Que el Patrimonio no sea de uno pocos", suplica un muro en este pueblo...
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(1) Fellner es el actual gobernador de Jujuy. Hoy apoya al candidato Barrionuevo, tan o más impresentable que él, para ocupar la Casa de Gobierno de la provincia.