Mientras Georgia invadió Osetia, bombardeando su capital, los medios de comunicación no se escandalizaron tanto. Unos pocos párrafos logré leer. Mijail Saakashvili, su presidente, es “prooccidental”, lo que en buen castellano quiere decir que tiene buenos vínculos con Bushington. Cuando Rusia invadió Osetia y luego Georgia, obviamente todos nos indignamos, pero los medios de comunicación mucho más. Libros y cuentos y mitos se han escrito en apenas una semana de una injusta guerra. Esta batalla, secuela de la Guerra Fría, principio de otra, no es más que una demostración de que hay imperios disputándose su lugar en el mundo en esta crisis económica global: Rusia y EEUU (en este caso, porque hay más potencias imperialistas –negar esto es negar la realidad-). Mientras se mueren hombres de muerte indigna, unas y otras potencias dirigen desde sus capitales cómo debe ser el siguiente movimiento en el tablero de ajedrez. En el medio de Osetia y Abjasia (las regiones separatistas de Georgia), hay un pueblo ensangrentado.
Mientras tanto, hay paradojas que caminan entre la risa y la irritación. George Bush pidiendo desde Pekín “el fin inmediato de la violencia”; mientras que el candidato republicano a la presidencia de EEUU, el “papafrita” de McCain, señala con toda caradurez que “es inaceptable que en pleno siglo XXI un país invada a otro”.
En América, Chávez apoyando a Rusia no hace otra cosa que desconocer que en todo esto hay una disputa interimperialista (o sea, ser antiimperialista no significa ser sólo antiyanqui, sino también impedir ser dependientes de Rusia o China). Pero esta nueva guerra fría, ¿en cuanto tiempo se trasladará a América del Sur? ¿Será Bolivia una materialización de este escenario mundial?
Gran Bretaña, otra potencia imperialista, se acomoda en el mundo con hambre de más territorios. Ya lo hace con la isla Ascensión. Lo quiere hacer en Malvinas y en otras islas. Estados Unidos lanza a los mares del sur a su Cuarta Flota, para ver cómo andan las cosas por aquí. China organiza su burbuja en Beijing, mientras su pueblo es oprimido bajo la manta de un partido que se dice comunista, y al mismo tiempo que exige a sus proveedores más soja y más soja, transformándonos a nosotros en un país del monocultivo –con la anuencia de nuestros gobernantes-. La Unión Europea promulga una directiva racista en contra de los inmigrantes, mientras países como Francia hacen desastres en África.
.
Mientras tanto, hay paradojas que caminan entre la risa y la irritación. George Bush pidiendo desde Pekín “el fin inmediato de la violencia”; mientras que el candidato republicano a la presidencia de EEUU, el “papafrita” de McCain, señala con toda caradurez que “es inaceptable que en pleno siglo XXI un país invada a otro”.
En América, Chávez apoyando a Rusia no hace otra cosa que desconocer que en todo esto hay una disputa interimperialista (o sea, ser antiimperialista no significa ser sólo antiyanqui, sino también impedir ser dependientes de Rusia o China). Pero esta nueva guerra fría, ¿en cuanto tiempo se trasladará a América del Sur? ¿Será Bolivia una materialización de este escenario mundial?
Gran Bretaña, otra potencia imperialista, se acomoda en el mundo con hambre de más territorios. Ya lo hace con la isla Ascensión. Lo quiere hacer en Malvinas y en otras islas. Estados Unidos lanza a los mares del sur a su Cuarta Flota, para ver cómo andan las cosas por aquí. China organiza su burbuja en Beijing, mientras su pueblo es oprimido bajo la manta de un partido que se dice comunista, y al mismo tiempo que exige a sus proveedores más soja y más soja, transformándonos a nosotros en un país del monocultivo –con la anuencia de nuestros gobernantes-. La Unión Europea promulga una directiva racista en contra de los inmigrantes, mientras países como Francia hacen desastres en África.
.
El mercurio se eleva en este mundo afiebrado.