(6 de septiembre) El gobierno, que hace ventriloquia a través de Aníbal Fernández (ése que una vez dijo que J.J. López debe andar en la casa de una tía), culpó a los partidos de izquierda (entre ellos al Proyecto Sur, de Pino Solanas) de provocar los incendios a los trenes de Buenos Aires. Antes, durante el conflicto agrario, había despotricado también contra distintas organizaciones de izquierda. Sin dudas es una jugada del gobierno para atraer a los sectores “progres” hacia su lado, tildando al resto de grupos violentos. El problema de los trenes lleva décadas y este gobierno, lejos de solucionarlo, lo profundiza. Hace tres años, cuando los usuarios protestaron en la estación de Haedo, ¡el gobierno también le echó la culpa a grupos de izquierda! Ahora, mediante pruebas que tendrán que explicarle a la justicia –porque no creo que estas agrupaciones se crucen de brazos viendo cómo los acusan impunemente-, intentan cambiar el eje de la discusión: la giran desde la problemática real que viven los usuarios de trenes en virtud de las privatizaciones, y la llevan a la discusión de que “esto es un complot” (hace unos meses era “un golpe”). Nuevamente la paranoia sale a la luz para negar la realidad: el problema del transporte, parece, no existe.