Un poco de Cortázar, un toque de García Márquez, y añadir una pizca de Saramago para sazonar el agrio gusto que deja en la lengua el escritor peruano Mario Vargas Llosa. Este Neo-Sarmiento, enamorado de lo ajeno, amante de las culturas extrañas, promotor del liberalismo económico, seducido por su billetera, arremete de nuevo contra el indigenismo que “a la corta o a la larga nos arrastra a la barbarie”, según dice. En la nueva propuesta de la contradicción entre Civilización y Barbarie, venida desde afuera para querer instalarse, de nuevo, como algo natural en nuestra cultura, lo bárbaro es todo lo que no se adapta al capitalismo. Gran amante de las políticas de Margaret Tatcher, sostuvo que con “el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales y la familia Humala en el Perú, el racismo cobra de pronto protagonismo y respetabilidad”. Comparó, a su vez, a Chávez con el ex presidente peruano Velasco Alvarado. Quizá desconozca este imitador de Borges, o tal vez por conocimiento lo dice, que Velasco Alvarado combatió a los monopolios imperialistas y a los señores feudales, y quiso, entre otras cosas, que los indios dejaran de ser desterrados de sus tierras y reconoció a su lengua, el quechua, bien parida en América, como otro idioma oficial del Perú. Qué insulto para Chávez.
sábado, 1 de diciembre de 2007
Condimentando a Vargas Llosa.
Publicadas por Nicolás Galíndez
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