“TN (Todo Niegan)”, “Clarín miente”, decían los carteles de las agrupaciones kirchneristas –del hijo de Cristina- en el acto de la presidenta. Espejos de una verdad partida a la mitad. El grupo Clarín se salió por un instante de sus carriles, y Cristina, Néstor y Máximo, no se lo perdonaron. ¿Cuánto tiempo tuvio que esperar la Juventud Peronista “La Cámpora” para saber que el grupo Clarín no informa de lo mejor? ¿Cuánto tiempo durarán esos “mensajes” hacia lo que es, en definitiva, una empresa “amiga”? Supongo que más temprano que tarde llegarán a un arreglito. No me imagino a este cártel de las comunicaciones sin el interesante solvento de la propaganda oficial. Es que Néstor les tendió una mano, un cable y un codo hace un par de años: les renovó por decreto (527/05) la licencia de radiodifusión a Canal Trece y las radios de Clarín a pesar de que por ley tiene que llamar a licitación, para que todos los que quieran, en pie de igualdad, propongan un canal con un contenido como la gente. Kirchner decidió “Suspender por el término de 10 años los términos que estuvieren transcurriendo de las licencias de radiodifusión …”, prorrogándolas, así, por una década más; ellas ya habían sido prorrogadas por Ménem por 10 años “extras”. La ley 22.285 –de Radiodifusión-, cuya constitucionalidad no se discute por este tema, manda a que las licencias duren 15 años. Estos cárteles estarán 35 años -20 años por decreto y a dedo-, consolidando la concentración de los medios. Las frecuencias radioeléctricas son patrimonio común de la humanidad, y deben ser administradas por el Estado con criterios democráticos; con esto, se le impide a los pequeños radiodifusores acceder en pie de igualdad a estas frecuencias. Otra vez, el doble discurso carcome la lengua, la anuda y balbucea… tratando que el resto imite.