Suavecito para abajo, para abajo, para abajo...

¿Qué dirá Fukuyama? ¿Cuál será el Fin de la Historia? Cayó el muro y el capitalismo se encargó de levantar los suyos. Se derrumba en este ciclo un modelo mundial. El seno mismo del capitalismo financiero tambalea con su propia medicina; la misma que durante años nos recetó a los países que nacimos en el tercero de los mundos. Se escuchan voces desde Francia sobre cómo reformular el Capitalismo. Keynes se levanta de la tumba y da algunas indicaciones. Algunos creen que lo entienden. ¿Podrá Keynes? ¿El pueblo estadounidense se encargará de barrer los platos rotos que la especulación financiera privada produjo en Wall Street? ¿Cuántos bancos más se desbancan y caen? ¿Efecto Jazz, Cristina? Los negros pobres y marginados que lo crearon seguramente estarán orgullosos de darle el nombre a una explosión económica que le es ajena.

Un juez y un presidente entendidos en entendimiento humano.

Terminaba el partido de Gimnasia de Jujuy con Argentinos Juniors. –Bolivianos-, le grita el árbitro, Saúl Laverni, a los jugadores del club jujeño que le protestaban. El juez, muchas veces, para no parar en Jujuy por “incomodidad”, se aloja a 100 kilómetros, en Salta, “que tiene vida nocturna”. Un año antes, Laverni, frente a Independiente, le dijo a un jugador jujeño que rezongaba: -cállese, juegue, son bolivianos-. De los dichos del juez se entera el presidente del club, Raúl Ulloa (hermano de Néstor Ulloa, el ex presidente del Fideicomiso Banco Nación, enrolado en el escándalo del caso Skanska). Ulloa lo increpa al árbitro en pleno campo de juego: –no voy a permitir que aquí me llamen boliviano-. Uno se creyó muy vivo intentando humillar, el otro, el defensor de causas perdidas, reconoció la “bajeza” a la que lo asemejaban y así respondió. Ambos estaban convencidos que ser boliviano es un insulto. Como en España, si nos llaman “sudacas”… con todo orgullo.

martes, 11 de marzo de 2008

La huella de Cuba

Fidel anunció que no volverá a sus funciones. El mundo opinó. Lo cierto es que en Cuba hacen falta cambios –como lo reconocen los mismos Castro-, pero dentro de la revolución, defendiéndola a rajatabla. Tuvo que salir del trauma de la caída de Berlín. Sobrevivió al fin de la historia. Padeció el bloqueo de EEUU y de los países títeres latinoamericanos (que desarrollaron el neoliberalismo, bajo dictaduras y “democracias”). Desde Miami quieren que vuelva a ser el prostíbulo yanqui. El socialismo quiere que sea un socialismo a la no sé qué, pues ya no entiendo (es una forma de decirlo) a los socialistas brasileños, chilenos y españoles, que le hacen el juego a los grandes empresarios; y menos mal que así no lo será. De la China que tiene el nombre de comunista pero es capitalista, Cuba debe tener cuidado. Del capitalismo de Estado, en un avance dialéctico hacia la superación de las contradicciones internas. Mala noticia para los vendedores de noticias: no habrá perestroika. Esa islita, que eleva la voz frente a las orillas yanquis, tiene revolución para rato.