Suavecito para abajo, para abajo, para abajo...

¿Qué dirá Fukuyama? ¿Cuál será el Fin de la Historia? Cayó el muro y el capitalismo se encargó de levantar los suyos. Se derrumba en este ciclo un modelo mundial. El seno mismo del capitalismo financiero tambalea con su propia medicina; la misma que durante años nos recetó a los países que nacimos en el tercero de los mundos. Se escuchan voces desde Francia sobre cómo reformular el Capitalismo. Keynes se levanta de la tumba y da algunas indicaciones. Algunos creen que lo entienden. ¿Podrá Keynes? ¿El pueblo estadounidense se encargará de barrer los platos rotos que la especulación financiera privada produjo en Wall Street? ¿Cuántos bancos más se desbancan y caen? ¿Efecto Jazz, Cristina? Los negros pobres y marginados que lo crearon seguramente estarán orgullosos de darle el nombre a una explosión económica que le es ajena.

Un juez y un presidente entendidos en entendimiento humano.

Terminaba el partido de Gimnasia de Jujuy con Argentinos Juniors. –Bolivianos-, le grita el árbitro, Saúl Laverni, a los jugadores del club jujeño que le protestaban. El juez, muchas veces, para no parar en Jujuy por “incomodidad”, se aloja a 100 kilómetros, en Salta, “que tiene vida nocturna”. Un año antes, Laverni, frente a Independiente, le dijo a un jugador jujeño que rezongaba: -cállese, juegue, son bolivianos-. De los dichos del juez se entera el presidente del club, Raúl Ulloa (hermano de Néstor Ulloa, el ex presidente del Fideicomiso Banco Nación, enrolado en el escándalo del caso Skanska). Ulloa lo increpa al árbitro en pleno campo de juego: –no voy a permitir que aquí me llamen boliviano-. Uno se creyó muy vivo intentando humillar, el otro, el defensor de causas perdidas, reconoció la “bajeza” a la que lo asemejaban y así respondió. Ambos estaban convencidos que ser boliviano es un insulto. Como en España, si nos llaman “sudacas”… con todo orgullo.

martes, 4 de septiembre de 2007

Bolivia: ¿Intentan avivar una guerra civil?

La oligarquía boliviana, que durante décadas fundió al país y lo hundió en la más insoportable de las pobrezas –ubicándola como la segunda nación más pobre de América luego de Haití-, no admite que el pueblo andino se libere de una vez. Están empecinados en dividir al país -en oriente y occidente- en el nombre de las autonomías regionales para quedarse con los recursos gasíferos (uno de los más grandes del mundo) y petroleros, como primer paso para lograr la separación definitiva. La otra opción de los oligarcas es promover el derrocamiento de Evo Morales, como también lo están haciendo, con el artilugio de la ya conocida táctica de influencia en la opinión pública que opera mediante el ataque masivo de los medios de comunicación que ellos mismos conducen. Esto se refuerza con el llamado al paro que predicó la Asamblea Cruceña con el objetivo de defender a los cuatro jueces del Tribunal Constitucional enjuiciados por prevaricato. Pero se encuentran con que la base popular de Evo sigue siendo muy alta, por lo que ambas opciones conducirían a una inevitable guerra civil. Más aún con el hecho de que el viernes 3 de agosto se difundió en La Paz un video de un grupo paramilitar –que responde a la oligarquía- llamado “Fuerzas Armadas del Oriente”, con comandos provistos de armas largas. Días antes se había dado a conocer otro video de hombres encapuchados entrenándose en el manejo de armas a orillas del lago Titicaca. En septiembre de 2006 hubo al menos 16 muertos en un enfrentamiento entre mineros estatistas y cooperatavistas (que responden a las privatizadas) en la localidad de Huanuni. Ayer nomás grupos cocaleros se enfretaron: productores pro Evo por un lado, y comerciantes anti Evo por el otro. El 6 de agosto el diario El Mundode ese país, ante al aniversario de la independencia, pone de título en primera plana: “Bolivia es nuestra”, refiriéndose a la elite rica boliviana a quien este diario representa, y quienes son los principales opositores al gobierno del presidente socialista. Estos medios separatistas, encabezados por la Asamblea Provisional de Santa Cruz, proponen entre sus proyectos de autonomía, que las autoridades departamentales “regulen los movimientos migratorios masivos”, en clara actitud racista (¡si hemos analizado el positivismo!).