4 grandes disidentes en distintas épocas.
Las clases dominantes, que escribieron la Historia, proponían su mandato divino, su superioridad racial, su corona y su garrote, y así lo hicieron. Las voces mudas, las que la Historia intentó olvidar, son las que no fueron escritas, pero lucharon para ser escuchadas.
Las clases dominantes, que escribieron la Historia, proponían su mandato divino, su superioridad racial, su corona y su garrote, y así lo hicieron. Las voces mudas, las que la Historia intentó olvidar, son las que no fueron escritas, pero lucharon para ser escuchadas.
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Mariano Moreno (1778-1811) decía: “Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir a unos hombres que no tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con opulencia y que prefieren dejar sus pueblos antes que sujetarse a las opresiones y servicios de sus amos, jueces y curas”. (Disertación jurídica sobre el servicio personal de los indios). José Artigas (1764-1850) defendió el derecho de los indios a ser indios y el derecho de los gauchos a no ser presa del latifundio que los arrasa y los maldice. José Martí (1853-1895) escribe, contestándole a Sarmiento: “no hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza”. “Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”. Alfredo Palacios, primer diputado socialista de Latinoamérica, propone la derogación de las leyes eugenésicas antiinmigratorias y la dignidad de los trabajadores mediante una legislación específicamente laboral.
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Los pobres hablaban. Tenían derecho a pedir y a ser escuchados. Los genios científicos y políticos de los gobiernos de turno decretaron su eterno silencio, por desacato, por pretender no ser hormigas en un régimen que preveía su constante trabajo automatizado, para que ellos se adapten a lo inadaptable, se abracen a su destino, y acepten como realidad su incapacidad para elevarse ante la sociedad que los humilla, los desprecia, pero los necesita como barro y engranaje de una máquina que no debe pensar, ni criticar, ni demandar, sino solamente atenerse a ser parte de una aparato que sólo da de comer a unos pocos, mientras el hambre almuerza, merienda y cena marginados sociales.